miércoles, 17 de febrero de 2016

La diabetes y la enfermedad renal crónica


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La diabetes es una enfermedad grave que con un mal control puede llevar a muchas complicaciones. Es también la principal causa de enfermedad renal crónica. Es por eso que es importante:

  • Comprender la relación entre la diabetes y la enfermedad renal crónica.
  • Mantenga la diabetes bien controlada. Esto significa mantener el nivel de azúcar en la sangre bajo control.
  • Hágase pruebas que comprueben la función renal.
  • Siga el plan de tratamiento prescrito por su médico, que puede ayudar a preservar la función renal durante el mayor tiempo posible.

Tipos de diabetes

Si tiene diabetes, esto significa que el azúcar en su sangre (o glucosa) es demasiado alta. Si su diabetes no se mantiene bajo control, puede conducir a una insuficiencia renal. También puede causar problemas en muchas otras partes de su cuerpo, incluidos los ojos, los nervios, los vasos sanguíneos y el corazón.


Diabetes tipo 1

  • En la diabetes tipo 1, el páncreas deja de producir insulina. La insulina es una hormona que ayuda al cuerpo a convertir el azúcar en la sangre en energía.
  • La diabetes tipo 1 generalmente se diagnostica en niños y jóvenes, pero puede aparecer a cualquier edad.
  • Diabetes tipo 1 representa alrededor del 5 al 10 por ciento de la diabetes diagnosticada en los EE. UU.
  • Las personas con diabetes tipo 1 tienen que tomar insulina para vivir


Diabetes tipo 2

  • En la diabetes tipo 2, el cuerpo todavía puede producir algo de insulina, pero no lo suficiente. Además, el cuerpo puede no utilizar la insulina en la forma normal.
  • La diabetes tipo 2 es diez veces más común que la diabetes tipo 1 y muchas personas pueden tenerla sin saberlo.
  • Es la causa más común de enfermedad renal.
  • La diabetes tipo 2 presenta todos los síntomas a largo plazo de la diabetes tipo 1 si no se controlan los niveles de azúcar.
  • La dieta, el ejercicio, las pastillas y a veces la insulina sirven para tratar la diabetes tipo 2.


Diabetes gestacional
  • Este tipo de diabetes se produce solo durante el embarazo y generalmente desaparece después del mismo. Las mujeres que tienen diabetes gestacional están en alto riesgo de desarrollar la diabetes tipo 2 posteriormente durante su vida.

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¿Cómo sé si mis riñones están dejando de funcionar?


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Es muy importante la detección temprana y oportuna de las enfermedades renales crónicas, ya que éstas representan un alto costo económico para quien las padece y para el país. Generalmente, en un inicio las señales que advierten sobre el daño renal son difíciles de detectar, en algunos casos se puede perder hasta el 90% de la función renal antes de que se sientan síntomas, lo cual dificulta tener un tratamiento que detenga el padecimiento.

Sin embargo, existen algunos síntomas tempranos que pueden aparecer antes de que la enfermedad esté más avanzada. Si bien estas señales pueden ser síntoma de otras enfermedades también, vale la pena estar atentos a ellos:

  • Falta de apetito.
  • Malestar general y fatiga.
  • Dolor de cabeza.
  • Prurito, resequedad de la piel y picazón generalizada.
  • Náusea.
  • Pérdida de peso sin proponérselo.

En etapas más avanzadas, los síntomas de la disminución de la función renal pueden abarcar:
  • Hipertensión.
  • Cambios en la cantidad y número de veces que orina.
  • Cambios en la apariencia de la orina.
  • Sangre en la orina.
  • Hinchazón en piernas y tobillos.
  • Dolor en la zona de los riñones.
  • Dificultad para dormir.
  • Falta de concentración.
  • Dificultad para respirar.
  • Mal aliento y un sabor metálico en la boca.

Si se tiene algunos de estos síntomas, se debe consultar al médico para un chequeo de salud renal.

Estos síntomas pueden empeorar gradualmente a medida que disminuye la función renal. Sin embargo, los síntomas son muy generales y pueden ser causados por otras enfermedades.

Un análisis de orina puede revelar proteína u otros cambios. Estos cambios pueden surgir desde 6 meses hasta 10 años o más antes de que aparezcan los síntomas. Las pruebas a través las cuales se puede detectar este padecimiento son:

  • Depuración de creatinina.
  • Niveles de creatinina.
  • Niveles de nitrógeno ureico en sangre o BUN, por sus siglas en inglés. El nitrógeno ureico se forma cuando las proteínas se descomponen.

La forma más sencilla y efectiva para prevenir las enfermedades renales es el consumo de agua. El agua es tan importante para el cuerpo humano que este puede durar semanas sin comida, pero sólo un día sin líquido. El fluido sirve para regular la temperatura del cuerpo a través de la transpiración, y el riñón se encarga de eliminar los desechos a través de la orina. Si bien no existe una cantidad fija que se deba beber cada día, es recomendable consumir una buena cantidad.


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¿Qué ocurre si no orinamos cuando ya sentimos muchas ganas de hacerlo?


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El problema que puede ocasionar aguantarse las ganas de hacer “pipí”

¿Qué ocurre si no orinamos cuando ya sentimos muchas ganas de hacerlo? En principio, no podemos generalizar sobre los efectos. Las consecuencias dependerán, sobre todo, de la frecuencia y la magnitud con la que se mantiene la vejiga llena. Aguantarse las ganas de orinar de vez en cuando no va a tener consecuencias apreciables para la salud. El problema radica en que (por circunstancias laborales u otros factores) retrasar la micción sea algo más frecuente y cotidiano. En este último caso sí podemos ocasionarnos algún problema de salud. El principal: la posibilidad de padecer infecciones urinarias de la vejiga (cistitis), sobre todo en mujeres.


Cada vez que orinamos, se produce una eliminación por arrastre de las bacterias presentes en la uretra, se evita así la migración de estos microorganismos a áreas más profundas del tracto urinario como la vejiga que, de normal, son estériles. Sin embargo, si la persona micciona con poca frecuencia y mantiene la vejiga llena durante bastante tiempo, las posibilidades de que las bacterias proliferen y migren hacia territorios como la vejiga se incrementan.



La razón por la que las mujeres son más proclives a este problema es cuestión del tamaño de la uretra. La longitud de la uretra femenina es notablemente inferior a la de la uretra masculina, por lo que las mujeres son mucho más proclives que los hombres a padecer infecciones urinarias porque las bacterias tienen que recorrer menor distancia hasta llegar a la vejiga.

Así que ya sabes, cuando tengas ganas, no te aguantes y ve al baño.



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